La oración por el Espíritu Santo es la base del éxito en la obra de Dios. Mientras los miembros de la iglesia oran diariamente por el derramamiento del Espíritu, veremos llegar la bendición prometida. "A aquellos que esperan humildemente en Dios... se les da el Espíritu. El poder de Dios espera su demanda y recepción. Esta bendición prometida, reclamada por la fe, trae todas las demás bendiciones en su camino." (El Deseado de todas las gentes, p. 672)

Jesús ordenó a la iglesia "ir y hacer discípulos de todas las naciones", prometiéndonos que "este evangelio del reino será predicado como testimonio a todas las naciones y entonces vendrá el fin" (Mateo 28:18-20; 24:14). La iglesia primitiva obedeció y vio un crecimiento notable como resultado. "La palabra de Dios se extendió y el número de los discípulos se multiplicó en gran manera" (Hechos 6:7).

Una de las primeras cosas que la iglesia primitiva hizo antes de salir y compartir el evangelio fue unirse en la oración. Dios respondió a sus oraciones con un poderoso derramamiento del Espíritu Santo.

El mandato de Dios de ir y su promesa de una gran cosecha es extremadamente relevante hoy en día. Creemos que Dios bendecirá a nuestras iglesias al unirnos para cumplir la misión de alcanzar a todos, en todas partes, al unirnos primero para rezar por el derramamiento del Espíritu Santo.

Nuestro objetivo es reunir un ejército de guerreros de oración para rezar diariamente por el trabajo aquí en Pensilvania. ¿Se unirá a nosotros?